¡Tío, pasamos la meta de la Teletón!

-¡Tío, pasamos la meta de la Teletón!
-¿Ah, sí? ¿En cuánto?
-¡Como en 12 mil cuarenta pesos! ¡Menos mal! Ahora a lo mejor los niños enfermitos se van a mejorar y descués van a salir caminando.
-Qué bueno. ¿Estás viendo todavía la tele?
-Sí, porque quería ver a Donomar porque Donomar es el rey y Dali Yanqui es el segundo rey. Pero el tercero salió un señor viejito, pero se tiñe el pelo, pero le queda poco pelo, pero se tiñe no la pelada, porque se tiñe el chonguito de pelo que le queda. Se llama Badi Ríchan parece, pero canta no tan bien.
-¿Y a quién más viste?
-A Marlen Olivarín, pero tenía las éstas muy grandes, así que me dio una elestricidá cuando se le salió la ésta, pero cuando bailó Lola Melnick me gustó más porque es más flaquita.
-¿Estabas despierto a esa hora? Yo te dejé acostado anoche.
-Es que lo vi que usté estaba roncando en el sillón y como usté me dejó en su casa me levanté calladito y prendí la tele, pero la prendí sin ruido, o sea que la prendí que no sonara.
-Bueno, se cumplió la meta.
-Menos mal. Tío...
-¿Qué?
-¿Usté cree que si no doy los billetes arrugaditos se cumple la meta?
-Si todos pensaran como tú, entonces no se habría cumplido.
-Pero yo puse como cuatrocientos mil doce pesos no más.
-¿Quieres retirarlos? No puedes. Ya los diste.
-Es que me arrepentí porque se los quité a usté de la billetera y usté lo vi que andaba con una papa en el soquete, entonces con esos billetes arrugaditos se cuede comprar dos soquetes, o a lo mejor le alcanza para comprarse tres soquetes, ¿no ve?
-Descuida, mequetrefe, prefiero mil veces que tengas alma piadosa y de niño a andar con soquetes nuevos.
-¿Verdá?
-Sí.
-Entonces deme otro billete arrugadito para comprarme un trencito grande.
-No, ya es muy tarde y ahora te vas al closet.
-Chuta. Fregué. Ojalá que no me salga la Calavera de Gual Disney en silla de ruedas, porque me da más julepe, porque se cuede ver catastrófica yo creo, ojalá que no, menos mal...