Uniforme nuevo para entrar a clases

-Tío...
-Qué.
-¿Me cuede comprar un iniforme nuevo para entrar a clases?
-¿Y el del año pasado?
-Me queda chico.
-¿Que creciste?
-No, pero cuando en el invierno me caí al agua porque estaba pisando la agua con las botas y me refalé y me caí al agua, pero menos mal que no se rieron porque no me vieron, me vio el puro Toro no más, pero el Toro nunca se ríe, ¿no ve que su papá es como juez?
-Ah.
-Cómpreme un trencito.
-Un trencito, un uniforme nuevo, ¿Qué más?
-Unas zapatillas de marca porque siempre ando con las mismas, pero no son de marca, y más encima que tengo las patas con olor.
-¿Pero qué pasó con tu uniforme?
-Se encogió descués que me caí al agua y cuando la tía Ernestina los dista los palotes se me pelan los codos porque como el iniforme se encogió, entonces se me ven los codos y se me pelan porque la mesa es muy filuda.
-Ah. Buenas noches.
-¡Espere!
-Qué.
-Se me le olvidó. Descués cuando me acuerde le digo, pero no se vaya tuavía.
-¿Qué quieres?
-¿Juega Chile hoy?
-Jugó ayer y empató.
-¿Con esos negritos de Perú?
-De Ghana.
-¿Pero ganó?
-Empató.
-Pero entonces no son negritos de Gana porque son negritos del país Empata.
-Ah.
-Y tan bien son del país Empata porque tienen las patas más grandes.
-Estás chistosito.
-Es que no quero que se vaya. Quero que se quede un ratito más.
-Para qué.
-Para que no me dé miedo que cueda entrar el Dostor Cao de Nanllín.