El caso de La Polar y la rabia que le da al tío

-Tío.
-Qué.
-Salió que algo así de polar estafó a unos señores en el Sológico parece.
-La Polar.
-¿La Polar es la osa del Sológico?
-No. Es una casa comercial. Un retail.
-Qué cosa es un ritél.
-No sé.
-Ah. ¿Pero no es de una osa polar?
-No.
-¿Pero es de invierno de yelo?
-Tampoco.
-Pero qué cosa es.
-Una tienda como Falabella o Almacenes París.
-¿Donde venden cosas de yelo? ¿Por eflenco cubitos para el frigerador o tan bien esquídes y tan bien parkas y tan bien gorros?
-No. Venden todo tipo de cosas, no sólo de invierno.
-Pero qué pasó.
-Lo de siempre. Un par de ineptos se descuidó, otro par se aprovechó y por ese hoyo se metieron cien sinverguenzas.
-¿Y qué hicieron los señores sinverguenzas?
-Hacerse ricos a costa de la gente pobre y endeudada.
-Qué cosa es la gente deudada.
-Los que piden a crédito.
-¿O sea los que no sé?
-Exactamente. Esos.
-Pero quénes son esos que no sé.
-Yo, los papás de tus compañeros, las mamás de tus compañeros, tu profesora. Todos.
-Ah. ¿Entonces todos fregaron?
-Fregaron los que se metieron con la tarjeta de La Polar, compraron y no pagaron las cuotas y después... pero qué saco con explicarte.
-Esplíqueme, porque quero aprender las cosas de los grandes, porque cuando sea grande no quero ser pobre. Quero ser rico para estafar a los pobres y hacerme rico y descués comprarme una casa con pisina para que usté se bañe en el verano cuando haga calor el día del padre, no cuando haga frío, porque si se baña cuando haga frío entonces se cuede resfrián y los señores viejitos que se réfrian descués se cueden morir y no cueden resucitán porque como usté no es santo entonces no cuede resucitán. Fregó.