Después del partido fatal

-Tío.
-Qué.
-Que no me cuedo conformar porque justo se los fueron tres pelanes y descués a Brasil se le fueron dos pelanes y descués Brasil ganó y Chile perdió no más.
-Así es.
-Pero no cuedo conformarme porque justo todos decían que íbamos a perdén, pero no perdimos pero igual perdimos, pero no perdimos como dijeron que íbamos a perdén, en vez que perdimos por más poquito, perdimos justo...
-Pero no te hagas tan mala sangre. Viste a un gran equipo, eres un niño, te queda ver muchos triunfos en el futuro, acuérdate de mí.
-Ojalá, querido tío señor Lamordes, pero yo quería ahora.

El Día del Padre y el partido de Chile

-Tío...
-Qué.
-¿Por qué no esiste Día del Tío?, porque como usté no es mi papá en vez que es ni tío entonces no cuedo festeján el Día del Papá. ¡No es justo!
-No te preocupes.
-Es que me creopupo porque el Toro ya le compró regalo a su papá, le compró una greila para medir, y el Martínez dijo que le va comprar una vuvuzela para cuando juegue Chile y el Loro Espinoza dijo que él no le cuede comprar nada tan poco a su papá porque su papá se murió y ya lo enterraron, fregó el papá del Loro Espinoza, no va poder ver el partido de Chile. Y la Francisca Ayala dijo que le compró unas velas aromátidas a su papá, ¡es más tonta, se hace la inteligente!, pero nosotros no le dijimos que a los hombres no les gustan las velas aromátidas, los quedamos callados, morimos pollo, porque a los hombres les gustan las pelotas de fútbol, los asados, los pleyesteichon y tan bien a los hombres les gustan las mujeres, pero el papá de la Francisca Ayala está frito porque está casado así que no cuede ver a niuna mujer más, cuede ver a la pura mujer de su. Una vez dijo la Francisca Ayala que fueron al shopin y el papá de la Francisca Ayala miró a una señora que iba subiendo por la escalera mientras tanto que el papá de la Francisca Ayala iba bajando por la escalera y le llegó un carterazo en el hocico que se lo pegó la mamá de la Francisca Ayala, porque la mamá de la Francisca Ayala se picó y le mandó un carterazo en el hocico al papá de la Francisca Ayala...
-Ah, ya.