Los peligrosos juegos infantiles

-Tío...
-Qué.
-Dice la tía Ernestina que los tiene prohibido jugar con lápices porque a un alucno se le enterró el lápiz en el ojo y le llegó al celebro el lápiz y el alucno se murió y ahora se fue al cielo el alucno, porque era un alucno mateo y además era bueno, no era malo.
-Así es. Pobre niño.
-¿Qué le pasó, querido tío señor Lamordes?
-Le hicieron una broma tonta y le pasó eso.
-¿Qué le hicieron?
-Mejor ni te digo.
-Mejor que sí porque osinó yo cuedo hacer lo mismo y entonces fregué no más.
-Estaba sentado y le empujaron la cabeza hacia el banco y en ese momento sostenía un lápiz con la mano...
-¿Y se enterró el lápiz en el celebro?
-Sí.
-¿Y perdió el ojito o se salvó?
-Lo haya perdido o no, murió.
-Me da pena, tío. Se me pone una cosa en la carganta.
-Tú pusiste el tema.
-Claro, porque la tía Ernestina dice que no hay que jugar con lápices más, puro hay que jugar a la pelota pero con pelota de fútbol, no con pelota de no fútbol.
-¿Cuáles son las pelotas de no fútbol?
-Es que el otro día no teníamos justo pelota en el recreo y el Martínez se puso a chutiar un tarro de Nescafé chico y todo el culso empezó a jugar, menos las mujeres porque las mujeres son gallinas, entonces a mí me pusieron de arquero y me hice dos atajaditas, pero un pelotazo de Nescafé me llegó en la parte de atrás de la cabeza. SE LLAMA NUCA dijo el Loro Espinoza, porque me salió un cototo medio chueco en la nuca.
-¿Y por qué te pegó atrás y no en la cara, si eras arquero?
-Es que el chute me dio susto y me di vuelta y cerré los ojos.
-Ah.
-¿Ahora que los negritos de Brasil salieron a protestán, verdá que no va haber Mundial de Brasil, querido tío señor Lamordes?
-Así como va la cosa...
-Pero en la televisión salen puros de color blanco protestando. ¿Por qué no salen negritos?
-Porque en Brasil hay más blancos que negros.
-Pero los buenos para la pelota son casi todos neigros.
-Sí.
-¿Messi por qué no es neigro, tío?
-Porque es blanco.
-Ah, pero...
-Pero qué.
-Pero el Chino Valladares el otro día se puso a jugar con el emboque.
-¿Y qué? Me parece muy bien.
-No tío, porque tenía el palo del emboque en la mano y con la parte guatona le iba pegando a todos en la cabeza en la fila.¡Era más doloroso!