El último discurso de Piñera, y cambiando completamente de tema...

-Tío, ¿si el Presidente habla hoy día quere decir que es un homenaje a Alturo Prat Chacón, capitán de la Esmeralda?
-Creo que son coincidencias, renacuajo.
-¿Y si los enpacuchados se queren robar las botillerías para tomar vino quere decir que tan bien es para celebrán la muerte del capitán Alturo Prat Chacón?
-No.
-Ah. Y cambiando completamente de tema...
-Vaya, "cambiando completamente de tema", ¿qué manera de hablar es esa? No reconozco tu estilo.
-Así dicen en las noticias, "cambiando completamente de tema".
-Bueno, cambia completamente de tema. Tienes dos minutos.
-Cambiando completamente de tema, menos mal que usté no me hizo ver el disculso del Presidente ahora, porque me acuerdo que el año pasado me hizo ver el disculso entero y me quedé dormido en la silla y se me dobló el cuello como tres días. Usté me tuvo que poner calorún, ¿no se acuerda?
-Se me había olvidado.
-Tío.
-Qué.
-¿Cueden llegar los tornados de Okaloma al país Chile?
-¿Cambiando completamente de tema?
-Sí.
-No.
-¡Menos mal! ¿Y los huracanes?
-No.
-¿Y las vídoras venenosas?
-No.
-¿Y los liones del circo?
-Esos sí, pero están en jaulas.
-¿Pero si los alimanistas siguen reclamando y en la noche sueltan a los liones de las jaulas, los liones cueden llegar a la casa de usté y de yo?
-Si llegan les cerramos la puerta.
-¿Y si queren entrar y abren con las garras y descués se comen la cuerta y entran no más los liones?
-Entonces cuando abran la tarasca para comerte les pongo el bate de béisbol que tengo para los ladrones entre las mandíbulas y tú le echas ron por la garganta para que se cure.
-Pero eran dos liones o cueden ser tres liones tan bien.
-A los demás los derribo con los puños.
-¡Buena idea, viva ni tío!
-¿De qué otra cosa estás asustado?
-De nada más, querido tío señor Lamordes, menos de que se apaguen las luces y tengamos que caminar por una calle oscura, porque el otro día soñé en la noche que caminaba por una calle oscura de noche sin luz y justo salió un toro por detrás de una muralla y se puso a corrén para donde estaba caminando yo de frente y se le veían los ojos rojos luminosos al toro furioso, querido tío señor Lamordes.