Saturday, May 17, 2008

Diario de las aventuras en Chaitén

Querido diraio
Ahora justo que ya estoy en la casa de ni tío el señor querido Lamordes menos mal, pero ya me estoy aburriendo porque en las casas no hay aventuras, puro las aventuras son afuera de las casas, pero una pura vez tuve una aventura adentro de una casa, un día estaba en la casa del Gómez y era de noche entonces se cortó la luz y el Gómez dijo chuta se cortó la luz y justo en esta casa a veces salen fantasmas porque en esta casa se murió una guagüita cuando la casa era de otras personas, y entonces se murió la guagüita porque le dio una cosa como cefalografía parece, y cuando se corta la luz siempre sale la guagüita, SALE APENAR. Entonces salimos arrancando y cuando miramos por la ventana vimos como la sombra de una guagüita que se quería subir al eskéi del Gómez y cuando se subió al eskéi del Gómez el eskéi del Gómez se puso a andar solo y salimos arrancando y cuando volvimos justo volvió la luz y cuando entramos el gato del Gómez que se llama Sinforoso estaba jugando con el eskéi del Gómez, parece que al gato no le daba susto la guagüita fantasma.
Ah, ya me acordé, iba contar las aventuras de Chaitén, pero no me acuerdo mucho. Lo único que me acuerdo es que era un volcán de verdá, no era de mentira. Y tiraba ceniza y cuando estaba el humo de ceniza ¡salían rayos de las cenizas! ¡es verdá, no es mentira! Y tan bien llovía ceniza y tan bien llovía agua, y tan bien el agua tapó al cueblo de Chaitén, pero justo salvé a un perrito que lo bauticé perrito Lanudo, porque tenía lana como de abeja y era negro pero con la ceniza se volvió blanco.
El perrito Lanudo tenía hambre y justo cuando iba en el tronquito saltó a la dereda porque vio una marraqueta de hallulla y se la comió de un tirón, ¡no dejó ni las migas! Descués se pasaba la lengua por la boca. La boca de los perros se dice hocico pero es feo decir hocico así que yo digo boca. Entonces unos caradineros del Ejéncito Nacional de Chile me descubrieron arriba de las ramas de árbol y un caradinero dijo ¡lorea, el perro símbolo! Entonces yo me di alegría pero tan bien me di pena porque no me gusta que me digan perro, menos mal que dicen perro símbolo, pero yo soy títere-humano, no soy perro para que sepan.
No me acuerdo más aventuras, me acuerdo de una sola más. Cuando me vine a Santiago me encontré dos cien pesos que se le cayeron a una señora en el aerocuerto de micros, entonces yo le dije señora se le cayeron dos cien pesos y la señora me dijo gracias hijo, te voy a dar una recompensa por ser honrado. Entonces me dio diez pesos, esas monedas chicas de oro, pero no es oro de verdá, es oro de mentira. Gracias. De nada. Pero no alcanzaba para ninguna cosa, así que cuando el señor echó las maletas en un hoyo grande que tienen abajo las micros entonces me metí al hoyo grande y me escondí atrás de una maleta roja, pero descués me cayó una maleta negra en la carganta y me dio tos, así que cuando la micro partió a Santiago me corrí un poquito y me vine encima de la maleta roja. Era más blandita. Descués me quedé dormido hasta que me desperté de un freno, así que me fui para adelante y me hice un cototo en la frente de la cabeza.
Gracia.
elMonITo

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