Saturday, January 26, 2008

Lo que nos temíamos

-¿Ya llegamos, parece?
-Sí, ahora sí que estamos llegando, mequetrefe.
-¡Viva ni tío! Bajemos altiro a la playa para jugar en las olas, querido tío señor Lamordes.
-¿Estás loco? Ya es muy tarde. Además, ya te bañaste en la tarde.
-¡Pero si tuavía queda un poco de solcito!
-Ya es tarde. Baja las maletas mientras yo voy a la residencial.
-¿Esa que está ahí?
-Sí.
-Es más o menos bonita, o sea que es no tan bonita, pero no es fea, en vez que el hotel Miramar es más bonito y el hotel Sheraton es bacán, tío.
-Mmm... a caballo regalado no se le miran los dientes.
-¿Le regalaron un caballo sin dientes, tío? ¿Los caballos sin dientes no sirven para andar a caballo?
-Sirven igual.
-No, tío, yo creo que no sirven, porque descués se le sale la rienda de la ésta porque el caballo tiene que mascar la ésta con los dientes, mientras tanto que si no tiene dientes entonces no cuede mascar la ésta y se le refala la ésta en el paladán del caballo y descués se pone chúcaro y el jinete tiene que andar con las riendas en una mano y con la otra mano tiene que afirmarse del pelo que el caballo tiene en el cuello, y si no se cuede afirmar entonces se cae. Jode.
-Puede ser.
-¿Por que se llama El Re... fu... guio, tío?
-El Refugio. Es un nombre muy original para una residencial. Ven. Entremos.
-Espere un poco, que las maletas están muy pesadas porque las gualetas pesan mucho y la ropa de usté tan bien pesa mucho. Pesa demasiado.
(A rato).
-Bien. Ésta es mi cama y ésa es la tuya. ¿Te gusta?
-Sí, pero fregué porque mi cama no tiene lámpara, porque no tiene veladón, porque si tiene lámpara entonces la lámpara tiene que estar subida en la cama y si descués los niños se duermen, entonces botan la lámpara cuando estiran la pata en la cama.
-Veo que usas muy bien la lógica. Mira. Esta sorpresa es para ti.
-¡Un regalo! ¡Gracias, tío! ¿Cuedo abrirlo?
-Ábrelo y úsalo de inmediato.
-Ya.
(...)
-¡Es un juego para jugar! ¿Cómo se llama?
-Solitario.
-Quero aprender a jugar altiro.
-Mira. Se hace así... y así... y así... Y ahora empieza...
-Pero quero jugar con usté.
-Tendrás que jugar solo, porque yo tengo que ir al casino. Quédate en la pieza y no le abras a nadie, ¿entendiste?
-Sí, tío, gracias por el juego para jugar, pero vuelva luego, porque quero salir a la playa de Coquimbo.
-Bueno... chao.
(Al rato).
-Chuta, ya me jugué mil catorce solitarios y nunca se cuede ganar. ¡El juego hace trampa porque justo cuando va quedar una pieza entonces pierdo!
(A las dos horas).
-Chuta... ya es de noche y tengo hambre, pero ni tío no me dejó nada para comer... y la pieza no tiene ni ventana, pero es mejor que el clóse, porque la pieza es más grande, mientras tanto que en el clóse topo...
(A la hora siguiente).
-Voy a escribir un poco en el diraio para que se me pase la aburrición, pero no se me ocurre qué escribir, además que me está dando sueño. Voy a hacer tuto por mientras encima de la cama, por siacaso llega ni tío y me saca a pasiar...
(A la mañana siguiente).
-¡Despierta renacuajo!... ¡Despierta!
-¿Ah? ¡Cuidado tío, que el Expreimentador los va convertir en sapos de acero!
-¡Despierta, que nos vamos!
-¿Ah? ¿Se fue el Expreimentador? ¡Andaban los dos con el Moutro de Tasú! Menos mal.
-Nos vamos, mequetrefe. Perdí la plata de las vacaciones.
-¡Chuta! ¿Se le cayó la billetera, tío? Yo le ayudo a buscarla.
-No, tonto. Perdí la plata en el casino.
-¿Perdió la plata?
-Te digo que sí.
-Yo le cuedo emprestrar mis ahorros que traje para el viaje. Le cuedo emprestar dos cien pesos.
-¿No tenías cuatrocientos pesos?
-Es que si le presto cuatro cien pesos entonces me quedo pato, pero si quere le empresto los cuatro cien pesos, tío, pero descués me los devuelve.
-Gracias, pequeñajo, pero no me sirven de nada. Baja las maletas y sube al auto.
-No importa tío, porque en estas vacaciones lo pasé muy bien porque me bañé en la playita y descués andé en auto harto rato y me comí dos trencitos.
-El año que viene nos quedaremos más días, ElMonito.
-Bueno.
(En el camino de regreso).
-Me siento tan mal. ¡Cómo me dejé llevar por el vicio del juego!
-No se creopupe tanto, querido tío señor Lamordes. ¿Jugó de cuál juego para jugar?
-Empecé con las máquinas tragamonedas y después me pasé al naipe y después a los dados y al final jugué lo último que me quedaba al todo o nada en la ruleta.
-¿Jugó al 32?
-N-no... ¿por qué lo dices?
-Es que anoche el Expreimentador cuando me iba convertir en un sapo de acero me gritaba en la cara ¡JUEGA AL 32, JUEGA AL 32!, y yo salía arrancando.
-¡Tonto! ¡Animal! ¡Y por qué no me lo dijiste! ¡Salió el 32! ¡Habríamos ganado millones!
-¡Pero si le dije, pero usté ya se había convertido en sapo de acero y decía cuá-cuá...
-Cuá-cuá dicen los patos. Las ranas dicen croac-croac.
-¡Pero este sapo de acero decía cuá-cuá! ¡Es verdá, no es mentira!

5 comments:

CDG said...

Puchas, querido tío señor Lamordes... Se hubiera aguantado un poquito más con las apuestas...

Ojalá le alcance para llevar a otros lados a ElMonito de vacaciones.

Anonymous said...

Las vacaciones de ElMonito duraron menos que un calugón Pelayo! Pucha que pena... No es justo, de vuelta al close el pobre y triste.

No importa ElMonito, de seguro cuando lleguen a Santiago el Tío te va a recompensar de alguna manera. ¡Que te lleve al zoológico por último!

Un saludo desde la playa, sin ganas de sacar pica.

Maqui & Violetas said...

Pucha señor Lamordes! Qué irresponsable!

Pobre ElMonito, que lo estaba pasando tan bien.

Saludos!

Anonymous said...

¿Dónde andará ahora ElMonito?
¿Con qué plata habrá pagado el montón de peajes que hay en el camino el querido tío señor Lamordes? y ¿Con qué plata habrá echado bencina? ¿Estarán haciendo dedo acaso para llegar a Santiago?

Ah... La intriga.

Anonymous said...

Chuta, ya me estoy preocupando. Llegué de mis cortitas vacaciones y de ElMonito y el Tío todavía ni luces! Más encima el Tío se quedó sin ni uno, ¿Cómo le va a comprar el uniforme y los útiles a ElMonito?
Ojalá estén bien los dos!

El Monstruo del 18 de Octubre

-Tío... -Qué. -Dicen en el matinal de Megavisión que mañana va llegar el Moutro del 18 de Ostubre . -Te dije que no vieras los matinales. -...