Tuesday, January 18, 2005

ElMonito sale del closet

Cada cierto tiempo los periodistas acostumbran a ordenar sus documentos. Son tantos los que reciben diariamente que si no practican una limpieza diaria los estantes se van engrosando traicioneramente y de pronto los armarios revientan. Ahora, después de cinco años, M. Lamordes se decidió a acometer la ingrata tarea. Y llega a sudar.
-¡Uf, cuánto papel!... pero... ¿y esto? ¡Si todavía está aquí!
-Hola, querido tío señor Lamordes... ¡cof, cof, está más viejito, cof, cof! Por fin se acordó de este pobre y triste títere...
-¡ElMonito! Casi te había olvidado, a ti y a tus impertinencias. ¿Cómo estás?
-¿Cómo que ‘‘casi me había olvidado’’, tío? ¡Casi-casi-casi!, o sea que me había olvidado de verdá, no de mentira, porque mire como me tiene adentro del clóse, en completo estado de enflaquecidad. ¡Estoy en los puros güesitos y no se cómo todavía cuedo hablar así como me está oyendo hablar, mientras tanto que como no podía hablar se me había olvidado hablar y ahora que estoy hablando me acordé que me gusta hablar, tío, así que pregúnteme para que le conteste!
-¿Y qué te voy a preguntar, si ya veo que estás vivito y coleando? Pregúntame tú, mejor.
-¿Se clasificó la selección para jugar el Mundial de Corea, tío?
-¡Pero si el Mundial de Corea y Japón ya se jugó hace dos años! Ahora viene el Mundial de Alemania.
-¡Chuta, el mundial de Alemania! Ojalá que los clasifiquemos porque yo quero comer dienesa porque dicen tío que las dienesas nacieron en Alemania.
-¿De dónde sacaste esa estupidez? Las vienesas habrán nacido en Austria.
-¿Autria no es de Alemania?
-Austria es Austria y Alemania es Alemania. Ahora, que hayan sido uno solo en la Segunda Guerra Mundial es otra cosa, pero sería una pérdida de tiempo explicarte.
-¿No ve que me está mirando en menos, tío? Por eso descués me dan los nervios de la tristeza y me dan ganas de llorar. ¿Cuánto crecí en este tiempo?
-A ver... dos milímetros. Muy poco. Te estás quedando chico.
-¿Cuánto son dos milímitros, querido tío señor Lamordes?
-Esto.
-¡Dos palitos! ¿Eso no más?
-Eso no más.
-Chuta. Quedé chico. Parece que voy a ser chico. ¿El tío Zaldívar tuavía está vivo, tío?
-¿Por qué dices eso? Claro que está vivo. Y sigue siendo senador.
-¿Y el tío Horacio Saavedra tan bien es senador... bah, tan bien está vivo?
-Claro que sí.
-Entonces yo tan bien cuedo ser chico, porque los chicos cueden ser famosos. Quero ser chico.
-El enano degollador también era chico.
-¿Quién era el enano gollador?
-El del crimen del hotel Princesa.
-¿Qué cosa es el hotel Princesa?
-¡Qué sabes tú! ¡No sabes nada!
-¡Pero si no me lee los diraios cómo quere que sepa!
-Está bien, está bien. Además, casi nadie se acuerda ahora de ese crimen. Los años pasan para todos.
-No importa tío que se ponga viejito, porque yo lo voy a seguir queriendo igual que cuando me compró un trencito ese día que me llevó al Sológico a ver al hicocótamo ¿se acuerda?
-Este... sí... me acuerdo perfectamente.
-Cómpreme un trencito.
-¿Que ya tienes hambre?
-¡Pero si no me ha dado chocolate hace cinco años! Merezco por lo mínimo como catorce chocolates. ¡No, mejor merezco por lo mínimo como once chocolates para que sepa!
-Está bien. Acompáñame a la máquina de dulces.
-¡Vivaaaa!
-Ven, dame la mano... Oye, de verdad que estás en los huesos.
-Míreme las rodillas, tengo como unas pelotitas de güeso en la mitad de las rodillas... Ah... tengo hambre... quero chocolate.
-Toma...
-¡No, espere!
-¿Qué?
-¿Ve que la embarró? Siempre la embarra para que no esté contento... ahhh... ¡guaaaaaaaa!
-¿Pero qué te pasa, El Monito? ¡Aquí está tu chocolate! ¿No lo ves? Toma, cómetelo.
-¡Es que yo quería apretar los botoncitos de la máquina!... ¡Guaaaaa!
-No llores tan fuerte, que van a escuchar. Ven, échale ahora tú las monedas y sacas otro.
-No. Tan bien quero papas fritas. ¿Cuál es el botón de las papas fritas, tío?
-Ya deberías conocer los números y las letras. Es el H-14, ¿ves? Aprietas la letra H y después el número 14. ¿Entendiste?
-Claro, pero no mucho. Esplíqueme un poquito.
-No has cambiado nada. ¿Cuál es la H?
-Eh... la H... ¿esta?
-No, imbécil. ¡Esa es la M! La H esta ésta, ¿ves?
-Ya... no me rete. ¿Por qué me reta bajito? ¿Por qué no me reta fuerte?
-Concéntrate. Mira. Este es el número 14. Un 1 con un 4. ¿Entendiste?
-Ya. ¿Cuedo apretar los botoncitos?
-Hazlo. Firmemente. ¡Cuidado, no saques el dedo!... ¿Ves? Perdimos la moneda.
-Chuta, la máquina los robó la moneda, tío. Fregamos no más... ¿No le quedan más monedas?
-Me queda la última. Ahora aprieta firme, sin despegar el dedo. ¡Eso! ¿Ves como caen las papas fritas?
-¡Viva! ¡Usté es un genio, querido tío señor Lamordes, lo malo es que es muy retón pero yo creo que con el tiempo me va perdonar porque ahora me voy a poner aplicado y no me voy a portar nunca más mal y siempre me voy a portar puro bien pero no me deje más encerrado en el clóse, ¿no ve que a lo mejor por eso crecí puros dos palitos no más?

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-Tío... -Qué. -Dicen en el matinal de Megavisión que mañana va llegar el Moutro del 18 de Ostubre . -Te dije que no vieras los matinales. -...