-Tío.
-Qué.
-¿Cuánto falta para que llegue el Viejito?
-Horas.
-Pero cuántas horas faltan.
-Varias.
(Al rato).
-¿Faltan menos horas tuavía?
-Faltan las mismas. Sólo han pasado minutos.
(Al rato).
-Tío.
-Qué.
-¿Por qué las horas pasan tan despacio mientras tanto que el otro día cuando era París Parade las horas pasaron rapidito?
-Debe ser porque no mirabas la hora a cada rato.
-Es que me distraí mirando los monos. Entonces se me olvidó preguntarle la hora ese día de París Parade cuando eran los monitos grandes.
-Haz lo mismo ahora. Distráete.
-No cuedo.
-¿Por qué?
-Porque afuera no hay ningún mono. ¡Y más encima hace más calor que no sé qué y usté no tiene piscina! ¡Cómprese una piscina para que me cueda bañar con el Toro y el Martínez!
-¿Ellos no tienen?
-No, porque el Martínez dijo que su mamá nunca aprendió a nadar, entonces el papá del Martínez le dijo un día al Martínez TÚ NUNCA TENDRÁS PISCINA y el Martínez le dijo POR QUÉ y el papá del Martínez le dijo al Martínez PARA QUE TU MAMÁ NO SE CAIGA A LA PISCINA. Entonces el Martínez le dijo al papá del Martínez PERO SI MI MAMÁ ES GUATONA, entonces el papá del Martínez le dijo al Martínez PERO NO FLOTA.
-Ah.
-¿Pero ahora pasó ya una hora o tuavía falta lo mismo querido tío señor Lamordes?
-Falta lo mismo, querido ElMonito.
-¡Chuta, el tiempo no pasa nunca!
