El día después de la clasificación

-¿Y? ¿Te gustó el partido?
-Claro, tío, porque lamburguesa Binmac estaba mejor que la del otro día porque la del otro día era más chica mientras tanto que esta era más grande, como cuarto de libra parece.
-¿Y qué más?
-Que con la Coca Cola me dio chanchito, pero me lo tiré despacito.
-Lo sentí. No fue tan despacio.
-Es que si quero tirarme un chanchito despacio descués el chanchito se sale solo y hace ¡oinc!, ¡pero más fuerte!, no tan despacio, porque cuando quero hacerlo de mentira sale despacio.
-Bueno. Ahora muéstrame los cuadernos para ver si tienes tareas.
-No tengo ninguna... querido tío señor Lamordes.
-¿Cómo que ninguna? Aquí veo varias.
-... Ninguna hecha, tío, porque con los nervios del partido se me le olvidaron las tareas.
-Ponte a hacerlas de inmediato, mientras yo leo y escucho música.
-Bueno.
(Al rato).
-¡Terminé!
-¿A ver?
-Aquí están.
-Todas malas. Hazlas de nuevo.
-Pero si no sé más.
-Instrúyete. Mira el Google. Llama a la Francisa Ayala. Averigua.
-Pero la Francisca Ayala es mala para esplicar porque esplica rápido y no se le entiende, porque la Francisca Ayala dice el Toro que habla como ametralleta porque quere ser la primera en hablar.
-Entonces llama al Toro.
-No, porque el Toro habla muy poquito. Cuando estamos llegando a clases yo le digo hola Toro cómo te va. Y el Toro dice: bien. Y descués le digo Toro para dónde vái a salir en la tarde a jugar y el Toro dice: no sé. Y descués le digo chao Toro hasta mañana y el Toro dice: chao. Un día le pregunté por qué habla poco y el Toro dijo: porque sí.
-Ah. Entonces llama al Martínez.
-No, porque el Martínez es muy machucado. Siempre dice cosas que no se entienden y descués se ríe. Parece como tonto pero no es tonto porque se sacó de promedio de culso un cinco coma tres.
-¡Entonces pregúntame a mí!, que era lo que quería evitar.
-Bueno, tío, pero le voy a preguntar hasta que descués termine el concierto de música de furenal para que no se creopupe y escuche tranquilito.
-Gracias.