Tío, devolvieron un niñito adoctado al país Rusia

-Tío, salió en las noticias que devolvieron a un niñito adoctado porque parece que el niñito adoctado se volvió moutro. Parece que le salió un cacho en la parte de la frente.
-Algo leí. ¿Dónde fue?
-Parece que en Estados Unidos, pero el niño era del país Rusia parece.
-Ah, sí, ya me acuerdo. La mamá adoptiva no lo aguantó y lo devolvió a Rusia
-¿Los niños adoctados se ponen malos, tío?
-No sé.
-¿Cuáles son los niños adoctados?
-Los que se van a vivir con otra familia, no con sus padres.
-¿O sea que entonces yo soy un niño adoctado?
-Algo así.
-¿Pero entonces quén es mi papá y quén es mi mamá?
-No te lo puedo decir.
-¡Por qué!
-Porque te puedes asustar.
-¿Son moutros?
-Tal vez.
-¡A lo mejor mi mamá es la Calavera de Gual Disney y mi papá a lo mejor es el Dostor Cao de Nanllín!
-No, renacuajo tonto, quédate tranquilo. Yo soy tu tío y déjalo hasta ahí.
-Ahora en la noche no voy a poder dormir porque voy a pensar que va llegar a buscarme la Calavera de Gual Disney ¡porque a lo mejor la Calavera de Gual Disney me quere llevar al cementerio de humanos!
-No digas leseras.
-A lo mejor el Dostor Cao de Nanllín me viene a buscar para comerme el corazón, ¿no ve?
-Son fantasías tuyas. No te preocupes, que no te va a pasar nada. Esta noche no te mandaré al closet. Te quedarás conmigo.
-¡Viva ni tío!

(Al rato)

-Tío...
-¿Aún no te duermes?
-No cuedo porque me da miedo la oscuridá.
-Te dejaré prendida la lámpara de velador... así. ¿No te molesta?
-No tanto, déjela un poco más para el ladito.
-¿Así?
-Así.

(Al rato)

-Tío.
-Qué pasa ahora.
-Venga hacerme dormir.
-Espera. Ya voy.
-Bueno.
-Ya llegué.
-Hágame dormir.
-¿Cómo?
-Diga como el Profesor Taúru.
-Ah, el famoso Profesor Taurus... bueno... escucha... págpado pesa muito pesado, págpado pesa, está muito cansado... a la cuenta de tres quedará profundamente dogmido... ¡un dos tres duermasé!
-Larín larín larán...
-¡Ya, duérmete, gaznápiro!, que quiero seguir leyendo.
-Bueno... tío...
-Buenas noches, mi querido ElMonito.
-Buenas noches, querido tío señor Lamordes.
-Sueña con los angelitos.
-Ya.