Le habían hablado sus amigos a ElMonito de las cavernas submarinas, pero el mequetrefe pensó que se trataba de una aventura de ésas que se ven en las películas. Por eso, cuando realmente entró en una se horrorizó de verdad y pensó que sus días, sus pocos días en la tierra, estaban contados. No sacaba nada con pedirle ayuda a su tío porque, como todos sabemos, el "querido tío señor Lamordes" está cuando no se lo necesita pero cuando sí se lo necesita, ¡nunca está!
Ay -se lamentó-, estoy medio fregado porque estoy en una caverna sucmarina de verdá, no de mentira; entonces quere decir que me cuedo morir, porque los niños cuando entran a las cavernas sucmarinas se cueden morir, eso dijo el Toro el otro día, porque dijo que se lo había decido su papá que es juez, así que cuede ser verdá.
Lo que le aproblemaba a ElMonito era no tener con quién compartir sus miedos. La caverna estaba llena de agua y el agua le tapaba las rodillas. No se veía luz alguna, sólo se escuchaban los aleteos de los peces y graznidos de pájaros invisibles.
Trató de escalar por los muros de la caverna pero no pudo porque estaban tapizados de musgo o algo así; en todo, caso, era una sustancia resbalosa.
No cuedo subir porque me refalo, así que voy a tener que caminar para delante no más, fregué medio a medio, pensaba en voz alta y su voz era devuelta por el eco.
Chuta, un eco eco eco. Mejor no digo nada más nada más nada más porque mi voz me da susto susto susto cállate gaznápiro será mejor será mejor será mejor.
ElMonito se pasó la noche entera caminando por las cavernas submarinas, decimos cavernas porque una daba con otra y después esa se abría a tres más y así sucesivamente. Al amanecer, tras haber recorrido unas catorce o quince cavernas, todas iguales entre sí, vislumbró claridad, como al finalizar un túnel. El nervio le hizo apresurar el paso y el cansacio lo sumergió en las aguas. En el piso había un remolino que se lo tragó. Contuvo la respiración y de pronto fue a dar a una cascada: cayó al vacío y volvió a ver la luz, al mismo tiempo. Se hundió en un río profundo, salió a flote y nadó a lo perro hasta la orilla.
Al otro día la tía Ernestina le preguntó por qué había faltado a clases y ElMonito le contó esta historia, pero la tía no le creyó y lo mandó a la inspectoría, "por mentiroso". El inspector Pino mandó a llamar al apoderado y ahora sí que el tío apareció, cuando menos se lo necesitaba.
Me yyamo ElmOnito y tengo 7 años y ¡sienpre boi en primero, nunca paso! Ni tio el señor Lamordes sienpre me reta por qe puro cree qe qero comer chocolate trencito en vez qe llo lo qe puro qero es no aburrirme y jugar. Ogalá jugar a la pelota o tan bien jugar plaistechon o tan bien pegar láminas de álbun. Ni tio es periodista y me ase dormir en el close de su ofisina. Ni tio dise que me qere bastante. LLo tan bien lo qero a él pero es muy retón. Grasia.
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1 comment:
¿El Monito solito de aventuras? !Qué valiente!
Un gran aplauso para él
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